8 de febrero de 2010

Casas en las alturas

Sabia de la existencia de árboles grandes, que digo grandes, gigantescos (entre ellos el más excepcional la secuoya), y siempre han despertado mi admiración, por su capacidad de resistir los años y crecer y crecer hasta hacerse los amos de las zonas que habitan. Pero hace poco descubrí algo que los hace más excepcionales, algo que tal vez mucha gente no se plantea porque solo se quedan con la idea del árbol grande (¡¡la de madera que se puede sacar de ahí!!), y nadie se fija en lo pequeñito y obviamente en lo que se esconde cuando nota nuestra presencia, esto es, la gran cantidad de animales que viven de ese árbol. Hay una gran variedad de lo que comúnmente llamamos bichos (insectos, arácnidos, etc.), así como de pájaros, reptiles, mamíferos, etc.; porque al ser tan grande y al durar tantos años en pie, es fácil encontrar una buena vivienda resistente en estos árboles.

Unos investigadores toman medidads de las cavidades de una secuoya, donde pueden anidar fácilmente aves.
Fuente: National Geographic

Pero la cosa no queda ahí, y es que debido al tamaño de sus ramas, es posible la existencia de ecosistemas muy especiales. El proceso es el siguiente, como sabéis el viento transporta materiales como arena; pues bien, la arena tropieza con el árbol y cae sobre las ramas, acumulándose poco a poco, y formando una fina capa de tierra sobre la gruesa rama. Sobre esta capa pueden caer también semillas que han sido transportadas por el viento, y gracias a que han encontrado un suelo donde fijarse y que reciben luz y agua que tal vez no recibirían en el verdadero suelo, pueden germinar, crecer y constituir una pequeña planta. Poco a poco van creciendo plantas, y unas son sustituidas por otras hasta que las que mejor se adaptan a esas condiciones constituyen un ecosistema bien formado, donde tienen cabida animales de diverso tipo, que pueden alimentarse y vivir sin necesidad de bajar a “tierra firme”.

Esquema de uno de estos ecosistemas. Fuente: National Geographic.

Equivalente real en los bosques de secuoyas de Humboldt. Fuente: Universidad de Humboldt

Escribo esto porque en ocasiones, cuando la gente se opone a la tala masiva de árboles, tiene una idea un poco egoísta, es decir, como los bosques reciclan el aire y nos devuelven el oxígeno que tanto necesitamos los humanos para vivir…. En realidad esa es una buena razón, pero hay muchas más y de diverso tipo, pero a mi esta me parece muy importante, porque un árbol es el rascacielos de los animales.
Si tenéis más interés, en la revista de Noviembre 2009 de National Geographic, tenéis un reportaje muy completo. Un abrazo a todos.